Cuando a alguien le ha gustado un videojuego hasta el punto de ser cautivado por él, quiere participar en él, sentirse parte de su leyenda. Así hemos tenido un montón de fanarts de diversos títulos, tantos y tan variados para algunos y tan escasos para otros, que se podría medir la capacidad de un videojuego para enamorar a través de ellos.
¿Pero y si el proceso se realiza al revés? ¿Y se genera arte por el fan antes del nacimiento del título? Pues que predispones a éste a “amar” tu juego. Parece ser lo que ha pensado Capcom para el lanzamiento de su nuevo Monster Hunter 4. Hasta el cinco de mayo a las seis de la tarde, todo el aficionado que quiera podrá presentar un diseño de arma, con la única limitación de que esté incluida entre los catorce tipos disponibles.
Esto no es nada nuevo, otros títulos han planteado la realización de estos concepts para luego integrarlos al juego como guiño al jugador. Es un proceso natural, sobretodo para títulos que basan gran parte de su gameplay en la construcción y mejora de equipamiento. Lo que es una lástima es que aquella idea de poder trasladar tus diseños al videojuego, de manera auténtica, la que nos traía el fallido Proyecto Milo, se haya malogrado. Al final nos quedan propuestas de este estilo, en las que obtenemos como recompensa a nuestro trabajo que nuestro diseño sea parte de nuestra videojuego amado. Pero con limitaciones, claro.
La calidad de la recompensa es lo que motiva al fan a realizar este tipo de trabajos, y es ésta la que siempre me ha impedido disfrutar de juegos como Little Big Planet ¿qué obtengo a cambio de horas y horas de trabajo y montaje de mi obra? Nada. El soporte online caducará, le sucede a todos los títulos y mi creación se esfumará con el tiempo ¿por qué hacerlo entonces?
Sin embargo, estos concursos que invocan la creatividad de los usuarios sí pueden prometerla con la integración eterna del item diseñado en el videojuego, dándole trascendencia al ser más que una simple customización que hacemos de él. Este es otro motivo por el que no suelo invertir demasiado tiempo en cambiar el aspecto de mi personaje ¿qué importa realmente en según qué juegos ser hombre o mujer? ¿es trascendente el color de mi pelo? No, entonces ¿para qué me pidas que pierda mi tiempo en ello? Pues para que cuando juegues online, otro sí te reconozca, y tu victoria permanezca más en su memoria a través de tu pinta personalizada. Pero el esfuerzo por un premio tan pequeño no es tan soberano.
La mejor recompensa a nuestro esfuerzo para/con un videojuego es ésta: convertirnos en algo de él, para siempre, sentir que hemos aportado algo a su concepto. El motivo por el que estos concursos siempre me han gustado y no tanto los que proponen los juegos de creación. La eternidad es la clave.
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